Lo malo (o lo bueno,según para quien) de beber y desmadrarte una noche es que siempre habrá gente que te recuerde al día siguiente lo que pasó, tanto para bien como para mal.
Si llegas a emborracharte, vulgarmente dicho "cogerte un pedo flipante", cometes cosas de las que días después te puedes arrepentir, como decir lo que piensas sobre alguna que otra persona y no precisamente lo bueno, insinuarte a gente con la que sobria nunca lo harías... cosas que no puedas recordar y con las que la gente de tu alrededor te pueda machacar durante semanas.
Otro punto destacable es el llegar a casa en un estado lamentable, darles un disgusto a tu familia viéndote pasarlo mal y preocupandose por no saber que ha pasado.
Que llegue la mañana siguiente y sientas un vacío, una nube en la cabeza llena de interrogantes sin saber cómo ha ocurrido eso, acompañado de un fuerte dolor de cabeza y unas ganas horribles de no levantarte de la cama, solo de que llegue alguien y te explique que ha sucedido la noche anterior.
Este tipo de cosas hacen reflexionar y hacerse la pregunta de...¿compensa ir al botellón a cojerte "ese pedo flipante"? No hay que olvidar que el beber nunca es una obligación, por eso no te sientas obligado, o por lo menos ten cabeza a la hora de hacerlo.
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